30 Nov Guisantes con jamón y huevos: una reinvención del clásico
Hay recetas clásicas que aparecen cada semana, quince días o algunas veces al mes en las mesas de decenas de miles de hogares españoles. La tortilla de patatas, el caldo de cocido, el gazpacho o el revuelto de setas… Hay opciones para aburrir. Y todas son sabrosas y apetecibles para cualquier paladar
Una de las que particularmente más me gusta es la de guisantes con jamón y huevos. En primer lugar, porque se trata de unos ingredientes que siempre suelen estar en el frigorífico o el congelador. En segundo lugar, porque se hace rápido y sirve tanto para cenas como para comidas. Y, por último, porque permite una serie de variaciones que permiten reinventar el clásico casi tantas veces como se desee.
Lo cierto es que esta es una receta popular de mi casa y, desde bien pequeño, era una de esas «cenas socorridas» de nuestros padres. Una vez que me independicé, lo olvidé por completo hasta que hace relativamente poco tiempo lo vi aquí y me animé a hacerlo.
Desde entonces he probado distintos cambios para diferentes ocasiones y es, sin duda, uno de esos platos que gusta en todas las ocasiones y a todos los comensales. ¿Se puede pedir más a una receta tan sencilla?
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Guisantes con jamón y huevos: la receta tradicional
La receta de guisantes con jamón y huevo no puede ser más fácil. Los ingredientes son guisantes (que pueden ser congelados o frescos), jamón serrano en tacos, uno o varios huevos y, opcionalmente, cebolla. Por supuesto, se adereza con aceite, pimienta y sal.
Para comenzar, se pocha con gracia la cebolla. Es importante que se haga bastante, pues será lo que enriquezca el sabor. Obviamente, si no se pone cebolla, este paso no se hará y se irá directamente al segundo.
El segundo es el de introducir los guisantes en la sartén. Dependiendo del número de comensales serán más o menos guisantes. Nosotros utilizamos 500 gramos para dos personas si es plato único.
Se ponen los guisantes a la sartén y se sube el fuego para que esté vivo. Se sofríen por unos segundos, removiendo y cuidando de que no se quemen.
Una vez que empiecen a tener color, pasados un par de minutos, se pone vino blanco y se deja evaporar hasta que el humo ya no huela a alcohol. Llegado el momento, se cubre todo con agua y se deja hervir a fuego medio durante una media hora, aproximadamente.
En los últimos cinco minutos, es conveniente escalfar el huevo para que se vaya cociendo lentamente.
Cuando el agua haya evaporado casi por completo, se pone el jamón en tacos y se apaga el fuego. Unos minutos de reposo servirán para que el jamón se impregne de los aromas, pero no se cueza.
Servir y, ¡a degustar!
Pero… ¡Hay otras opciones!
Este es el plato clásico, pero ¿está ya agotado y no se puede innovar? ¡Para nada! Hay muchísimas opciones que van desde los cambios más sutiles y sencillos hasta las opciones relacionadas con la alta cocina.
Las siguientes son algunas ideas que hemos puesto en práctica y que van dando unos toques extra al plato. Se pueden usar individualmente o combinar, dependiendo del gusto.
Un poché
¿Por qué no cambiar el huevo escalfado por un poché? Los matices y texturas de este tipo de huevos son mucho más delicados y sutiles que los del huevo escalfado. Y, en contra de lo que parece, hacerlo no es complicado.
Basta poner un papel film en un vaso, pintarlo con aceite y echar el huevo negro. A esto se le hace un nudo, para que el huevo coja forma, y se echa en agua hirviendo entre 3 y 5 minutos.
En este caso, la receta se elabora totalmente igual a lo anterior, sin introducir el huevo, y este se pone al final sobre el plato a servir.
Una crema
Convertir el guisante en una crema es otra de las opciones. De nuevo ocurre lo mismo, se preparan las elaboraciones hasta la hora de introducir el huevo. Entonces, los guisantes y la cebolla se pasan por la trituradora para crear una crema ligera. Se puede añadir caldo de verdura si se quiere más líquida.
En este caso, nuestra recomendación es cambiar el huevo poché o escalfado por tacos de huevo cocido. El jamón se coloca de igual manera.
Una teja
Para ser completamente originales, se pueden convertir los tacos de jamón en elegantes tejas. Para ello, será necesario jamón en lonchas. Se ponen sobre una bandeja de horno y entre dos papeles de horno dándole forma curvada (puedes ayudarte con un recipiente) y se meten a 180 grados durante unos 40 minutos.
Se deja enfriar y, ¡voilà! Ya tenemos unas bonitas tejas para coronar los platos.
Estas son solo algunas de las opciones que se pueden utilizar un plano tan típico y clásico como los guisantes con jamón y huevo. Probar, ser original y atreverse con nuevas elaboraciones para convertirse en auténticos chefs.
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